En una soleada jornada malagueña, el campo del Tiro Pichón se transformó en un escenario de sueños y aspiraciones.
Más de 200 niños se reunieron para participar en el “Campus Mentalidad Brahim”, un evento que superó las expectativas y se convirtió en una verdadera celebración del fútbol y los valores humanos.
Brahim Díaz, el joven prodigio del Real Madrid, regresó a sus raíces para compartir mucho más que técnicas futbolísticas. Con una sonrisa que reflejaba orgullo y nostalgia, el malagueño de 24 años recorrió el mismo césped que lo vio dar sus primeros pasos en el fútbol. “Estoy muy contento de estar aquí, en la ciudad donde nací y crecí”, expresó Brahim, visiblemente emocionado.
El campus no fue solo un despliegue de habilidades deportivas, sino una lección de vida. Brahim, fresco aún de una temporada estelar con el Real Madrid, donde acumuló 12 goles y 9 asistencias en 44 partidos, transmitió a los jóvenes participantes la esencia de su filosofía: “Se trata de disfrutar y tener esos valores, educación y humildad”.
La “Mentalidad Brahim” se manifestó en cada rincón del campo. Los niños, con ojos brillantes de admiración, absorbían cada consejo del jugador. “Yo soñé con jugar en la élite y en el mejor club del mundo, y lo estoy consiguiendo”, compartió Brahim, infundiendo esperanza en cada palabra.
El evento trascendió lo deportivo, convirtiéndose en una lección de perseverancia y superación. Brahim, quien recientemente conquistó su primera Champions League y su segundo trofeo de LaLiga, enfatizó la importancia de no rendirse: “Se trata de no darse por vencido. Cuando se cree en algo y se trabaja, al final resulta ser sencillo”.
La conexión entre Brahim y su ciudad natal fue palpable. El cariño de los malagueños hacia su ídolo local se manifestó en cada aplauso y en cada mirada de admiración. “Es un orgullo todo este cariño. Es algo inexplicable. Nunca me lo imaginaría”, confesó el futbolista, visiblemente conmovido.