El error que valió una final: Lanús se impone 1-0 a la U con polémica incluida

La Fortaleza volvió a demostrar por qué se la conoce así, con un Lanús que golpeó cuando debía y eliminó a una Universidad de Chile combativa en el último suspiro. En una noche cargada de electricidad y con clima copero, el conjunto argentino accedió a la final de la Copa Sudamericana tras superar por la mínima al cuadro laico. El sueño chileno chocó con un rival que, sin brillar, supo jugar la serie.

El partido arrancó como muchas semifinales: fricción, nervios, temblores de piernas y poco fútbol. Lanús propuso desde la intensidad, con Moreno y Salvio buscando bandas, obligando a retroceder a una U que apostó al daño en transiciones, con Maximiliano Guerrero como punta de lanza. En ese intercambio, predominó la lucha sobre la claridad, y los arcos pasaron buena parte del primer tiempo como espectadores.

El segundo tiempo ofreció lo que se intuyó desde el vestuario: el gol como destino ineludible. Lanús, empujado por casi cuarenta mil gargantas, olió la sangre en el área rival. Salomoni quiso despejar y terminó batiendo, sin querer, a su propio arquero, silenciando a los pocos chilenos presentes y encendiendo la euforia granate. El fútbol, a veces, premia el error; esta vez fue amigo del local.

La U, herida, se vio obligada a cambiar de libreto: ya no bastaba resistir. Asomó más arriba, apeló a la garra, pero chocó contra Losada y la línea de fondo local. En los minutos finales, con el alma y el físico en entredicho, Universidad de Chile rozó el empate, aunque la historia quiso que su travesía continental terminara en Argentina.

El silbatazo final selló otra gesta granate. Lanús jugará la final y, mientras la hinchada canta, Universidad de Chile se marcha con dignidad, sabiendo que compitió hasta el filo del abismo.

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